Decisión. Palabra clave, matriz. Ser humano es tomar
decisiones. Algo tan imprescindible como respirar. Muchos son quienes confunden
poder de decisión con valentía o quizás coraje. Yo lo simplifico como una cualidad
natural, como un obsequio de la razón que todos recibimos en forma
perfectamente equitativa.
El miedo es el peor rival al momento de decidir. Es su
antípoda y su obstáculo. El miedo es destructivo y saber dominarlo nos permite
conservar nuestra integridad. Ahí es donde las decisiones son las herramientas
perfectas. Quien decide, no teme. Y quien no teme, vive.
No se trata de tomar muchas y buenas decisiones. No es una
cuestión meramente cuantitativa o cualitativa. Basta con que nuestras
decisiones sean unipersonales, propias y limpias de cualquier persuasión o
influencia ajena.
Tomar decisiones no marca ese camino a la felicidad del que
tantos hablan, pero sí permite alcanzar estabilidad y sobre todo, tranquilidad.