viernes, 18 de noviembre de 2011

Plantar un árbol, escribir un libro, tener un blog.

Compartir, ese es el inicio. Una necesidad humana imprescindible como respirar. Pero, ¿qué compartir?, ¿cómo?, ¿cuándo?, ¿dónde? Ahí es donde Internet aparece como respuesta a nuestros interrogantes, dejándonos a elección propia muchísimas opciones. Y el blog es una de ellas.

Un blog. En un principio creí que era una demostración de egocentrismo puro  y lo rechacé fervientemente: “eso es para giles que se creen futuras revelaciones de la literatura”. Sin embargo aquí estoy,  publicando en un blog y supliendo al fin mi necesidad de compartir.

Si el dicho popular dice que quien avisa no traiciona, entonces les advierto que el contenido de mis publicaciones será totalmente variado; que obviamente no tengo talento literario o poético; y que no me creo una intelectual, erudita ni nada parecido.

Por favor no interpreten esto como gesto de narcisismo o fanfarronería.
Perdón por mis horrores de redacción, hago lo que puedo pero intentaré mejorar.
Y gracias por regalarme un minuto de sus días, ni se imaginan lo valioso que significa para mí.

Sin más que escribir, me despido con un simple pero real "hasta luego".

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